Por la noche, al estar durmiendo, lógicamente sudamos menos, por lo tanto, es de suponer que los conductos sudoríparos de las axilas están más limpios y abiertos. Ahora, imaginemos que nos aplicamos por ejemplo nuestro desodorante a base de aluminio por la noche... sus ingredientes activos se depositarán en los poros tapándolos y dándonos las 24 horas esperadas de protección ya que una vez que los poros se encuentran ocluidos por el desodorante éste no permite que las glándulas sudoríparas suden, quedándose allí toda la noche. Es usual que si nos aplicamos el desodorante por la mañana cuando ya estamos sudando, el sudor no permite que el desodorante se deposite bien en los poros, quitándole eficacia.
Bien, si nos aplicamos el desodorante por la noche, al llegar la hora de la ducha por la mañana podríamos suponer que al desodorante se removerá completamente de nuestras axilas, lo que es un error, ya que los ingredientes activos de éste permanecerán dentro de los poros si hacen honor a las 24 horas de protección prometidas, manteniéndolos cerrados.
Utilizando esta técnica o estrategia, después del baño deberíamos tener nuestras axilas bastante libres de las a veces molestas capas de desodorante, y lo mejor de todo es que al estar el desodorante cumpliendo su función durante todo el día no tendremos que temer las manchas de los desodorantes en nuestras estimadas camisas.
Creo que si los expertos nos aseguran que la mejor manera de aplicarnos el desodorante es como lo hemos leído, vale la pena probar. Yo hoy mismo haré la prueba y veré cómo me resulta, y pues si es que usamos mal el desodorante ya será hora de pensar en corregir eso.
Ya individualizando te pregunto: ¿te animas a incluir el desodorante a tu rutina nocturna? Creo que no debes dejar a un lado el consejo de los expertos y experimentar por ti mismo si te resulta el asuntito.
PD: creo que si me tocara ir de fiesta no me fiaría del desodorante de la noche anterior.
