Pesadilla en el Infierno - Ghostland - Crítica

Ghostland - Pesadilla en el infierno. Crítica. Acá vemos a Beth entre varias muñecas de la casa.
Beth (Emilia Jones), es una joven escritora de historias de horror y fiel seguidora de H.P. Lovecraft. Beth quedará atrapada en una historia de horror que no fue de su creación, sino de una inusual invasión al hogar que solo puede ser catalogada como obscenamente enfermiza y sádica desde el ángulo en que se la mire.


Ghostland - Pesadilla en el infierno. Crítica. Acá vemos cuando el camión de los caramelos les da alcance en la carretera.
La película, dirigida por Pascal Laugier, cuenta la historia de la joven Beth y de su traslado a la antigua casa de su excéntrica tía Clarissa, en los afueras de la ciudad, junto con su hermana apenas mayor, Vera (Taylor Hickson) y su madre de origen francés, Pauline (Mylène Farmer). El inicio de su historia de horror está estrechamente relacionada con la aparición de un camión de caramelos, que ese anochecer los alcanza y los aventaja en la carretera. Luego, en una tienda al lado de la carretera, Beth ve un titular de periódico sobre familias asesinadas en las cercanías, apenas segundos después de ver irse el mismo camión de caramelos que los acababa de pasar en el camino. El titular del diario es presagio de lo que está por suceder...

Pesadilla en el Infierno - Ghostland. Muñeca y chicas.
La casa a la que llegan, por sí sola, bien sería bien merecedora de un documental, pues está llena de gran cantidad de muñecas antiguas, espejos con trucos y muchas antigüedades. En la casa de Ghostland (Pesadilla en el infierno), el horror no se hace esperar para los recién llegados, pues inmediatamente son atacados por extraños personajes extremadamente sádicos, que coincidentemente son mudos. A medida que la acción aumenta, vemos a la cámara moverse de un lado hacia otro, pero no erráticamente, pues lo requieren los bruscos movimientos de los personajes de la película. Hay gritos que permanecen en tus oídos mucho tiempo después de haber cesado.

Luego de un corte se nos muestra a una Beth ya adulta (Crystal Reed) como una exitosa escritora de historias de terror que incluso logra convertir su trauma de adolescencia en algo a lo que le puede sacar provecho. En la película, Beth se nos proyecta como un reflejo de nuestra propia aterrorizada psique que llega hasta a sentir amor por el miedo, y como algo genuinamente catártico.

Ghostland - Pesadilla en el infierno. Crítica. Acá vemos a las jóvenes hermanas Vera y Beth, de izquierda a derecha, frente a uno de sus agresores.
Beth se siente atraída a la casa donde todo sucedió, y tiene el gran deseo de volver a ver a su hermana Vera, a quien ha dejado atrás (para este rol de la Vera mayor tenemos en el set a Anastasia Phillips) y que es mentalmente incapaz de seguir adelante debido al trauma de adolescencia. Ambas hermanas parecen estar atrapadas en un ciclo de constante complacencia con el dolor de aquella trágica noche, excepto que una de ellas de una manera quizás de manera "más saludable", a través de la escritura, y la otra a través del auto-daño. Repentinamente, el verdadero horror de la situación de ambas se hace presente con un ruido sordo, que nos hace recordar que el género del horror trasciende lo visual. Pronto, parece que también hay voces raras que se originan en la mente de Beth..., la fuente de nuestro miedo puede venir desde nuestra propia mente.

Ghostland - Pesadilla en el infierno. Crítica. Acá vemos a Beth en manos de uno de los agresores de la casa.
Ghostland (Incident in a Ghost Land) o Pesadilla en el Infierno se las arregla para hacer que los sustos aparentemente convencionales y los giros de la trama se nos presenten muy originales y frescos, en lugar de los ya desgastados. Ghostland es verdaderamente intensa y perturbadora. Sus personajes actúan bien, y llegarás a sentir repulsión hacia unos o lástima por los otros.

El sonido, a cargo de Todd Bryanton es una completa maestría de tensión. Cada golpe se siente, haciendo de Ghostland algo así como un aterrador y fantasmagórico paseo en una casa embrujada.

Como dato importante, cabe hacer mención de que la actriz Taylor Hickson ha demandado a la compañía de producción por lesiones accidentales sufridas durante una escena, lo que la dejó con cicatrices en la cara, una de ellas enorme, en su mejilla izquierda.