Los resultados de los estudios hechos al fruto de la Pollia condensata revelan que sus paredes celulares están formadas por capas de hebras minúsculas dispuestas en paralelo, aunque cada una de estas capas está dispuesta en un ángulo un poco diferente a la precedente, pudiéndose notar que están distribuidas en forma de espiral, cualidad que le confiere su característico tono azul metálico. Cabe notar que al observar estas frutas desde distintos ángulos pareciera que también emitieran tonos amarillos, rosas y verdes, lo que es producto de variaciones leves en la anteriormente mencionada estructura de las hebras. Estos tonos, al ser observadas de cerca las frutas, se miran distribuidos de manera irregular y pixelada, es decir como se aprecian los colores en la pantalla de un teléfono celular o de una computadora.
Hay un dato interesantísimo acerca del aparente color que se aprecia en estas frutas, y es que al no ser producto de pigmentos no se degrada con el tiempo, así lo demuestran frutos recolectados y guardados desde hace más de cien años que no han perdido su intensidad.
Recordemos que a estos tipos de descubrimientos se le buscan aplicaciones científicas, pues resulta que en este caso estamos hablando de colores y los posibles usos podrían abarcar desde la elaboración de papeles infalsificables hasta tintes y pinturas permanentes.
